sábado, 30 de abril de 2016

Entre el pensamiento positivo y la disciplina



Por la época del año, por los avatares políticos, por las reestructuraciones, por ambición personal,  por lo que sea, las consultas para planificar el año, cambiar de trabajo, de casa, de actividad, etc. están a la orden del día.

Escucho mucho que con desear algo intensamente, con quererlo desde el fondo del corazón, con visualizarlo, de alguna manera se abrirán los cielos y aparecerá este objeto del deseo, llámese nuevo trabajo, nueva casa, nuevos clientes. Yo humildemente, propongo otra cosa que no es tan divertida pero suele dar mejores resultados –y hasta tiene un camino más corto: un método de indagación, de investigación.

¿Qué quiero? ¿Cómo es lo que quiero? ¿Quién lo hace o tiene algo igual? ¿Cómo llegó ahí?

Sin embargo, por simples que parezcan estas preguntas cuándo pregunto qué trabajo, dónde, qué calificaciones se necesitan o en qué industria se desarrolla, no escucho ninguna respuesta.


De ninguna manera esto es punible o está mal, pero en este estado la inquietud es un deseo, un sueño, no es un objetivo  a alcanzar. Un objetivo es concreto, se puede enunciar en una frase y  tiene fecha de vencimiento, ¿no? “Si quiero algo que nunca tuve tengo que hacer cosas que nunca hice” y esto es indagar, preguntar, buscar, leer, ver, salir de la zona de confort propia. La realidad no es dura ni es difícil, simplemente es y tiene sus reglas. Con información puedo tomar diferentes decisiones; información la fuente de juvencia de la modernidad.

Querés cambiar de trabajo: ¿cuál te gusta? ¿cómo es ese trabajo? ¿qué hace la persona que actúa en un puesto similar? ¿en qué industria? ¿cómo puedo observarlo? ¿qué me falta, (otro título, dedicarme, relacionarme con ese sector)?

¿Querés cambiar de barrio, de auto, de departamento? ¿Cuáles son las preguntas que te tendrías que hacer?

Diseñá tu proyecto, observá con paciencia los pasos que tenés que dar, ¿cuánto tiempo vas a dedicarle? Si es importante para vos, seguramente encontrarás el tiempo necesario. Conversá con tus amigos, armate una lista de contactos, leé, estudiá sobre el tema de la misma manera que leés y estudiás sobre lo que te apasiona, registrá qué te pasa, tomá nota. Vale alejarse del celular, digamos, una media hora.




¿Vos tenés una conversación pendiente? Yo puedo escucharte.
Escribime: liliana.amadori@gmail.com



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