viernes, 25 de marzo de 2011

APRENDER ¿sirve?

EL APRENDIZAJE

Autobiografía en cinco capítulos breves*

Capítulo uno
Camino por la calle.
Hay un profundo pozo en la vereda.
Caigo.
Estoy perdida... indefensa.
No es mi culpa.
Salir me toma una eternidad.

Capítulo dos
Paso por la misma calle.
Hay un profundo pozo en la vereda.
Finjo que no lo veo.
Vuelvo a caer.
¡No puedo creer que estoy en el mismo lugar!
Pero, por supuesto, no es mi culpa.
Me lleva muchísimo tiempo volver a salir.

Capítulo tres
Paso por la misma calle.
Hay un profundo pozo en la vereda.
Aunque puedo verlo vuelvo a caer en él.
Es un hábito.
Pero tengo los ojos abiertos,
sé donde estoy.
Es mi culpa... salgo inmediatamente.

Capítulo cuatro
Paso por la misma calle.
Hay un profundo pozo en la vereda.
Doy un rodeo.

Capítulo cinco
Camino por otra calle.

Hoy quiero deleitarlos con este escrito que me hace profundo sentido por las imágenes que me despierta y por la brevedad del lenguaje. Espero realmente que a ustedes también les haga sentido, pues desde mi mirada, el aprendizaje o aprender a aprender es una de las competencias primordiales en estos tiempos de cambios tan radicales que estamos viviendo.

De regalo, como siempre trato de hacerlo, les dejo algunas preguntas
¿Este poema tiene que ver con el camino de mi vida? ¿Cómo defino yo aprender? ¿Para qué me sirve? ¿Juzgo que es necesario aprender? ¿Cómo aprendo?¿En algún lugar me siento identificado/a con algunos de los capítulos? ¿Dónde está el pasado y dónde el futuro? ¿Qué hago más importante? ¿Cuántas veces debo caerme para poder hacer algo diferente? ¿Lo conseguí? ¿Yo considero que el aprendizaje es muy difícil y conlleva solamente dolor y sufrimiento?

Para conseguir resultados diferentes se necesitan acciones diferentes. Si siempre hago lo mismo siempre voy a conseguir los mismos resultados. ¿Para conseguir los resultados que yo quiero sería importante que yo aprendiera otra cosa? Si yo pienso que aprender vale la pena para mí, si yo siento que es importante para mi efectividad, mi productividad y mi bienestar personal sería muy importante que pensara también en esto. ¿Qué me falta aprender para llegar a ese objetivo que quiero alcanzar?

*Portia Nelson, actriz, escritora y directora teatral (1920-2001). Hay un profundo pozo en la vereda (1993), publicado por La Nación

domingo, 6 de marzo de 2011

¿Qué significa exactamente el cambio?

Encontré la Historia completa de una frase que escuchamos generalmente por la mitad y no sabemos de dónde proviene. Me parece muy interesante para mostrar que nos guste o no, la vida es cambio, es movimiento, es acción, es ver oportunidades. Si no lo vemos así a la vida le da lo mismo, la vida sigue. A quienes no nos da lo mismo es a nosotros.

Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de la corte: “Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes posibles. Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre. Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa debajo del diamante del anillo”.
Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos; podrían haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de desesperación total. Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada.
El rey tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de su padre. La madre del rey murió pronto y este sirviente cuidó de él, por tanto, lo trataba como si fuera de la familia. El rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también lo consultó. Y éste le dijo: “No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje”.
Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente y en una ocasión me encontré con un místico. Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje -el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey. Pero no lo leas -le dijo- manténlo escondido en el anillo.
Ábrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían.
Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. Y no podía volver porque el enemigo le cerraba el camino. Ya podía escuchar el trotar de los caballos. No podía seguir hacia delante y no había ningún otro camino. De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso: Simplemente decía "ESTO TAMBIÉN PASARÁ"
Mientras leía "ESTO TAMBIÉN PASARÁ" sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos. El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido. Aquellas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes y él se sentía muy orgulloso de sí mismo.
El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo: Este momento también es adecuado vuelve a mirar el mensaje.
¿Qué quieres decir? -preguntó el rey. Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una situación sin salida.
Escucha -dijo el anciano. Este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero.
El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: "ESTO TAMBIÉN PASARÁ" y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, pero el orgullo, el ego, habían desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Se había iluminado.
Entonces el anciano le dijo:
Recuerda que todo pasa. Ninguna cosa, ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas.

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