domingo, 6 de junio de 2010

Emociones I. Ansiedad

Los argentinos, entre los más nerviosos del mundo
Ocho de cada 10 dicen sufrir algún tipo de ansiedad. Según una encuesta, que por primera vez se hace en el país, a nivel internacional ocupan el cuarto puesto y en Latinoamérica...

A partir de esta nota que salió publicado en el diario Clarín me gustaría hablar sobre las emociones en general y la ansiedad en particular.

Ante la pregunta ¿qué sentís? la respuesta que recibo tiene mucho que ver con estas imágenes












Si desde el coaching ontológico postulamos que solamente podemos intervenir en aquello que podemos observar ¿cómo sería empezar a observarnos en nuestro aspecto emocional? ¿Qué emociones nos ‘asaltan’ con mayor frecuencia? ¿Qué historia nos cuentan? ¿Qué nos permiten hacer? ¿Es esto lo que queremos?

Las emociones están en el software humano, vienen en el chip que tenemos, no podemos “delete” pero sí podemos saber qué dicen, empezar a pensar por qué y para qué aparecen. Las emociones aparecen a partir de un hecho, algo que nos pasó y esto nos deja un espacio determinado de posibilidades de acción. Por ejemplo, llega la boleta de ABL, se llevó el auto la grúa, recibimos ese llamado que esperábamos tanto, murió un ser querido, etc. etc. etc. Las acciones que se sucederán tendrán mucho que ver con esta emoción que irrumpe. Ahora, no podemos elegir no tenerlas pero sí podemos elegir cuánto tiempo permaneceremos en ellas (me refiero a las que nos son “negativas”).

La relación entre el lenguaje y las emociones es fundamental porque si no tuviésemos lenguaje no podríamos expresar lo que nos sucede. Detrás de toda emoción hay una historia. La de la ansiedad –que es una forma de miedo- dice más o menos así:

Pienso que puedo estar en peligro
Pienso que algo puede sucederme

¿Y si....? (¿Y si me quedo sin trabajo? ¿Y si me va mal en el examen? ¿Y si no me quiere? ¿Y si me engaña?)

No sé qué hacer para evitar sentirme así

Nada de lo que pueda hacer puede cambiar esto

No puedo quedarme tranquilo.

A partir de encontrar esta información en nosotros podremos ver otras alternativas, hablar de lo que nos pasa, pedir ayuda, encontrar otras conversaciones que nos permitan las posibilidades que queremos y no solamente las que aparecen.

Ser una víctima es un hábito.
(Atribuido al Dr. DYER)

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