domingo, 12 de julio de 2015

¿Ya pasó?

¿Cómo es el pasado, no? Siempre ahí, como un aguijón que no termina nunca de expulsar todo el veneno.  Por más que lo intentemos siempre salta en una imagen, en una foto que pasa como una ráfaga por nuestra memoria, en un recuerdo. 

A veces escucho su presencia constante en la conversación como una prenda que no nos queremos sacar. 

Lo que NO escucho nunca es ¡Qué suerte, ya pasó! Estaría bueno que dijésemos esto, ¡Ah, ya pasó! Y quizá podríamos aprender a respirar y en un gesto simbólico llevarnos la mano al pecho para reconocernos y encontrarnos en esa paz que supimos conseguir. 

Todo cambia, ya lo sabemos, lo decimos, lo repetimos como buenos alumnos que hemos interpretado el sentimiento de la psicología positiva... pero para el otro. 

Yo veo que el pasado se queda en la conversación y en el cuerpo.  ¡Ya pasó, qué suerte! Aprendelo. Levantá la cabeza, mirate en el espejo del presente, agradécete porque ya pasó, terminó. Te haya ido bien o no, ya pasó. No lo pienses, hacé este ejercicio, mañana que es lunes, ¡empezá de una vez!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores